¿Cuál es la diferencia entre sismo y terremoto? ¿Qué dice la ciencia al respecto?

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Un sismo, también conocido como temblor o terremoto, es un movimiento brusco y repentino de la Tierra que se produce por la liberación de energía acumulada en las rocas de la corteza terrestre. Esta liberación de energía se propaga en forma de ondas sísmicas, que pueden causar vibraciones y movimientos en el suelo, edificios y estructuras cercanas. Los sismos pueden tener diferentes magnitudes y causar diferentes niveles de daño, desde leves sacudidas hasta destrucción masiva de edificios y terreno.

No hay una diferencia científica significativa entre los términos “sismo” y “terremoto”. Ambos términos se refieren a la liberación repentina de energía acumulada en la corteza terrestre que produce vibraciones o movimientos en la tierra. En general, el término “terremoto” se utiliza para describir eventos sísmicos más grandes y destructivos, mientras que “sismo” se utiliza para describir eventos sísmicos más pequeños. Sin embargo, no existe una distinción precisa entre los dos términos en términos de su causa o efecto. Ambos términos se utilizan indistintamente por los científicos y en la comunicación pública.

Te compartimos información del Sismológico Nacional en la que se explica qué son los sismos, cómo se originan los temblores, cómo se mide su intensidad, entre otros aspectos.

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¿Cómo se origina un sismo?

La capa más superficial de la Tierra, denominada litósfera es una capa rígida compuesta por material que puede fracturarse al ejercer una fuerza sobre él y forma un rompecabezas llamado Placas Tectónicas. Estas placas viajan como “bloques de corcho en agua” sobre la Astenósfera, la cual es una capa visco-elástica donde el material fluye al ejercer una fuerza sobre él.

Estos desplazamientos aleatorios de las placas son debidos a movimientos convectivos en la capa intermedia de la Tierra o manto, esto es, material caliente del interior de la Tierra sube a la superficie liberando calor interno, mientras que el material frío baja al interior.

Este fenómeno provoca el movimiento de las placas y es justo en los límites entre placas, donde hacen contacto unas con otras, se generan fuerzas de fricción que mantienen atoradas dos placas adyacentes, produciendo grandes esfuerzos en los materiales.

Cuando dichos esfuerzos sobrepasan la resistencia de la roca, o cuando se vence la fuerza de fricción, se produce la ruptura violenta y la liberación repentina de la energía acumulada, generándose así un temblor que radía dicha energía en forma de ondas que se propagan en todas direcciones a través del medio sólido de la Tierra.

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¿Cómo se detecta un sismo?

Al propagarse la ondas sísmicas provocan el movimiento del suelo por donde pasan. Para registrar estos movimientos se utilizan equipos denominados sismógrafos o acelerógrafos, cuyo principio de operación, basado en la inercia de los cuerpos, consiste de una masa suspendida por un resorte que le permite permanecer en reposo por algunos instantes con respecto al movimiento del suelo. Si se sujeta a la masa suspendida un lápiz que pueda pintar en un papel pegado sobre un cilindro que gira a velocidad constante, se obtiene así un registro del movimiento del suelo o sismograma.

Los sismógrafos modernos utilizan este mismo principio de operación, solo que para su implementación utilizan componentes mecánicos y electrónicos para obtener una señal eléctrica proporcional al movimiento del suelo, la cual puede almacenarse en forma local o ser transmitida por algún medio de comunicación (teléfono, radio, satélite) hasta un centro de adquisición.

¿Cómo se mide la duración de un sismo?

Existen dos tipos de duración: la percibida por el ser humano y la duración instrumental. Los sismómetros son instrumentos altamente sensibles al movimiento del suelo, esto les permite detectar con suma precisión el instante mismo del inicio de un sismo, así como su terminación.

El ser humano a diferencia del sismómetro, no tiene una percepción tan desarrollada en este sentido, en general sólo es capaz de percibir la parte más intensa del movimiento provocado por un sismo. Esto quiere decir que si ponemos juntos a una persona y a un sismómetro a medir la duración de un sismo, la persona reportará un tiempo de movimiento bastante menor al que reportará el sismómetro, debido a que la persona sólo “siente” la parte más intensa del movimiento del suelo, mientras que el sismómetro percibe hasta el movimiento más insignificante que se da justamente cuando el sismo se inicia y cuando termina.

Vamos a poner un ejemplo. Para el sismo de Puerto Escondido del 30 de Septiembre de 1999, cuya magnitud fue 7.4 en la escala de Richter, la duración del mismo reportada por muchas personas en la Ciudad de México fue tan sólo de 40 segundos, sin embargo, la duración instrumental reportada por un sismómetro colocado en esta misma ciudad fue de 4 minutos con 32 segundos. Como pueden observar la diferencia entre lo que “sienten” las personas y lo que reporta el instrumento es considerable. Además, la duración de un sismo tanto instrumental como la percepción humana varia de un lugar a otro, y no es un valor fijo. Cuando ocurre un sismo, las personas que viven diferentes lugares no perciben la misma duración, reportar la duración de un sismo sin mencionar el lugar no tienen sentido alguno, este dato sería más fuente de confusión que de información, es por ello que la duración de un sismo no se reporta.

Tipos de sismos: ¿oscilatorios y trepidatorios?

Un sismo contiene ambos tipos de movimiento en todo momento. Las ondas sísmicas se propagan en todas direcciones, provocando el movimiento del suelo tanto en forma horizontal como vertical. En los lugares cercanos al epicentro, la componente vertical del movimiento es mayor que las horizontales y se dice que el movimiento es trepidatorio. Sin embargo, al ir viajando, las componentes de las ondas sísmicas se atenuan y al llegar a un suelo blando, como el de la Ciudad de México, las componentes horizontales se amplifican y se dice que el movimiento es oscilatorio.

¿Cuándo va a temblar?

Hasta hoy, no existe una técnica que permita predecir los sismos. Ni los países como Estados Unidos y Japón cuya tecnología es muy avanzada, han sido capaces de desarrollar una técnica predictiva de temblores.

Dado que vivimos en un país con gran actividad sísmica la única certeza que tenemos es que tiembla constantemente y que debemos estar preparados. Ante cualquier evento sísmico lo único que nos puede ayudar es la prevención.

Con información del Servicio Sismológico Nacional de la UNAM (SSN)

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