La presión arterial baja, también conocida como hipotensión, es cuando la fuerza del flujo sanguíneo en las arterias es más baja de lo normal. En general, se considera que la presión arterial baja es aquella en la que la presión sistólica (cuando el corazón late) es menor a 90 mm Hg y la presión diastólica (cuando el corazón está en reposo) es menor a 60 mm Hg.
Sin embargo, es importante señalar que la presión arterial baja puede variar según la edad, el sexo y otros factores individuales, por lo que es importante consultar con un médico si se presentan síntomas de hipotensión.
Cuando la presión arterial baja demasiado, puede producirse hipotensión, lo que significa que la fuerza con la que la sangre fluye a través de las arterias es más baja de lo normal. Algunos de los síntomas que pueden experimentarse incluyen mareo, debilidad, fatiga, visión borrosa, náuseas, sudoración y desmayo.
En casos graves, la hipotensión puede provocar una disminución del flujo sanguíneo al cerebro y otros órganos, lo que puede llevar a lesiones o daño a los mismos.
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¿Qué es más peligroso, la presión baja o la hipertensión?
Tanto la presión arterial baja como la hipertensión pueden ser peligrosas para la salud, pero en diferentes circunstancias.
La hipertensión, o presión arterial alta, puede causar daño en los vasos sanguíneos y órganos importantes, como el corazón, los riñones y el cerebro, si no se trata adecuadamente. Puede aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares, enfermedad renal crónica y otros problemas de salud.
Por otro lado, la presión arterial baja puede provocar mareos, desmayos, fatiga y otros síntomas, y en algunos casos puede ser una señal de un problema subyacente, como una enfermedad cardíaca o trastornos endocrinos. Sin embargo, en general, la presión arterial baja no suele ser tan grave como la hipertensión y se puede manejar fácilmente en la mayoría de los casos.
En resumen, ambas condiciones deben ser monitoreadas y tratadas adecuadamente para evitar complicaciones. Es importante mantener una presión arterial saludable, que esté dentro de los rangos normales para cada persona.
Síntomas de la presión baja
Algunos de los síntomas de la presión arterial baja, también conocida como hipotensión, son:
- Mareo o vértigo
- Sensación de desmayo o desmayo
- Fatiga o debilidad
- Sudoración excesiva
- Palidez de la piel
- Dolor de cabeza
- Visión borrosa o nublada
- Latidos cardíacos irregulares o acelerados
- Náuseas o vómitos
- Dificultad para concentrarse
¿Qué hacer cuando se te baja la presión?
Cuando se presenta un episodio de presión arterial baja, es importante tomar algunas medidas para evitar complicaciones y sentirse mejor, como:
- Sentarse o acostarse inmediatamente para evitar caídas o lesiones.
- Levantar las piernas para ayudar a que la sangre fluya hacia el corazón y el cerebro.
- Beber líquidos para ayudar a aumentar la presión arterial. Se recomienda beber agua o bebidas deportivas que contengan electrolitos.
- Comer algo salado, como una porción pequeña de papas fritas, para aumentar temporalmente la presión arterial. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no se debe consumir alimentos con alto contenido de sodio en exceso, ya que esto puede empeorar la presión arterial a largo plazo.
- Evitar ponerse de pie o moverse demasiado rápido después de estar sentado o acostado durante un período prolongado de tiempo.
En caso de presentar síntomas graves o que no mejoren después de tomar estas medidas, es importante buscar atención médica.
Con información de Mayo Clinic y OMS
