Túneles de Guanajuato. ¿Cuál es la historia de sus calles subterráneas?

Túneles de Guanajuato
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La ciudad de Guanajuato es un lugar pintoresco y romántico, que cuenta con más de 8 kilómetros de calles subterráneas repartidas en 23 túneles que conservan secretos e historias por descubrir.

Los túneles surgieron en 1883 con la idea de proteger a los habitantes de las inundaciones que solían ocurrir en la ciudad.

Uno de los túneles más antiguos es “El Cuajín”, con mil 162 metros de largo y 7 metros de ancho, que fue el primero en ser construido y fue utilizado para desembocar las aguas provenientes del Monte San Nicolás.

Otros túneles como “El Pípila”, “El Minero” y “La Galereña” se comunican entre sí, y hay calles subterráneas como “El Padre Belauzaran” y “Miguel Hidalgo”.

De los túneles de Guanajuato, cuatro son destinados al desagüe para canalizar aguas pluviales y negras, mientras que 14 son utilizados como vialidades para el tránsito de vehículos y hay dos que cumplen una función hidráulica específica.

¿Cuál es la historia de los túneles de Guanajuato?

De acuerdo con la Asociación Mexicana de Ingeniería de Túneles y Obras Subterráneas, la historia de los túneles de la ciudad de Guanajuato, México, se remonta a la época colonial, cuando se encontró plata en abundancia en la zona y se construyeron haciendas de beneficio cerca del río Guanajuato.

Sin embargo, el río era mortal y cuando llovía y elevaba su cauce, destruía todo a su paso, incluyendo las construcciones civiles y las haciendas.

Los habitantes de la época colonial encajonaron el río Guanajuato y elevaron las paredes perimetrales sin importar que hubiera casas o construcciones a los laterales, todo lo que quedó por debajo de esta barda perimetral quedó enterrado, incluyendo conventos, como el antiguo convento dieguino.

Debido al amurallado río, muchas propiedades quedaron divididas, y así se originó el primer embobado que dio origen a los túneles antiguos de Guanajuato.

La moda no se hizo esperar y la gran mayoría de guanajuatenses acaudalados comenzó a construir sobre el río, convirtiéndolo poco a poco en un río subterráneo.

Los problemas de Guanajuato parecían haber terminado, solucionaron el problema de las inundaciones, la minería iba creciendo abrúptamente y parecía que la riqueza no tendría fin, hasta que la ciudad fue tomada por Hidalgo en 1810 y sufrió una masacre.

Después de la Guerra de Independencia, Guanajuato cayó en una crisis económica, la minería se paralizó y en consecuencia, se terminó el capital para la construcción civil, lo que provocó que las inundaciones continuaran en el siglo XIX.

No es hasta el gobierno de Porfirio Díaz que Guanajuato empieza a ver un nuevo esplendor, se inaugura el Teatro Juárez, el Mercado Hidalgo, y un túnel que viene a salvarle la vida a miles de guanajuatenses: el Túnel del Coajín.

El túnel del Coajín o Túnel Porfirio Díaz permitió que el cauce del río Guanajuato fuera desviado a las afueras de la ciudad sin necesidad de que este pasara por el centro de la misma.

Con el paso del tiempo, se construyeron más túneles para facilitar la movilidad en la ciudad y los antiguos se convirtieron en una atracción turística muy popular.

La ciudad de Guanajuato cuenta con una red de túneles subterráneos que se extiende a lo largo de casi 9 kilómetros.

Estos túneles son uno de los atractivos turísticos más importantes del estado de Guanajuato y en 2007 fueron seleccionados como una de las 13 maravillas de México.

La red de túneles se puede dividir para su análisis en dos tipos: antiguos y modernos.

Los túneles antiguos son los que se construyeron durante la época colonial y se usaron principalmente para resolver el problema de las inundaciones.

En la década de 1970, los túneles antiguos fueron redescubiertos y se iniciaron proyectos de restauración y conservación de la red.

En la actualidad, los túneles son un atractivo turístico importante en Guanajuato, atrayendo a miles de visitantes cada año.

 

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