5 leyendas famosas de Guanajuato

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Te compartimos algunas de las leyendas más famosas de Guanajuato.

1. Leyenda del Callejón del Beso

El Callejón del Beso es uno de los sitios más emblemáticos en Guanajuato. La leyenda sobre este lugar se basa en la historia de Carmen, una joven que era hija única y cuyo padre era muy celoso y violento.

Doña Carmen era cortejada por Luis, un humilde minero, por lo que al ser descubierta por su padre, fue encerrada y amenazada con ser enviada a un convento.

Una ventana de la casa de Carmen daba hacia un angosto callejón, tan estrecho que era posible, asomado a la ventana, tocar con la mano la pared de enfrente.

Fue así como Carmen y Luis pudieron verse, a través de la ventana que daba al callejón; sin embargo, fueron descubiertos por el padre de la joven, quien presa de la ira, clavó una daga a su propia hija.

Luis mantenía la mano de su amada entre las suyas; y se despidió de la joven con un beso.

El callejón donde se estuvo la ventana de Carmen, a través de la cual pudo encontrarse con su amado, mide 68 centímetros de ancho.

La tradición cuenta que los enamorados deben darse un beso en el tercer escalón, de lo contrario tendrán 7 años de mala suerte. En cambio, el beso les augura 15 años de buena fortuna.

2. Leyenda del Pípila

Era un modesto minero, oriundo de San Miguel de Allende, pero que por entonces trabajaba en el vecino mineral de Mellado. Su nombre era Juan José de los Reyes Martínez, más conocido en la historia por el mote de “Pipila”

Ya sabes que en Hidalgo, una vez descubierta la conspiración, reunió un puñado de gente del pueblo, entre quienes se encontraban los reclusos de la cárcel, y con ellos los que se iban reclutando en el camino, llegó a Guanajuato.

Su objetivo principal era tomar la Alhóndiga de Granaditas donde el intendente Riaño se hizo fuerte con los soldados de la guarnición. Los tesoros que estaban a su cuidado (como tres millones de pesos), plata en barra, dinero en efectivo y hasta un azote de la Real Hacienda, además de los pertrechos y alimentos, eran necesarios para resistir el sitio.

El combate fue espantoso y los actos de valor y heroísmo se sucedían de uno y otro bando.

Sin embargo, hay que advertir que los que se refugiaron en la Alhóndiga no fueron únicamente españoles, sino también familias criollas de posición media y acaudalada, que no ignorando los resultados del saqueo, temían no solo por sus bienes sino por sus vidas, en virtud de que como en Guanajuato la existencia había sido pacífica, no tenía más que escasísimas armas.

Recuérdese el parte de Riaño A Calleja: ” Venga en mi auxilio porque no tengo para defenderme más que unas espadas que parece de vidrio. Voy a resistir porque soy honrado”.

En la cruenta e inenarrable batalla, ese hombre del pueblo, humilde barretero de Mellado se echó sobre la espalda una losa, provisto de una tea, y caminando a rastras llegó hasta la puerta misma de la Alhóndiga, a la que prendió fuego, después de haberle untado brea. Al ceder la madera, la multitud se abalanzó sin importarle que muchos caían muertos ante las descargas cerradas de los españoles. Caían unos, y sobre ellos pasaban otros, para sostener en el patio del edificio, la lucha cuerpo a cuerpo, igualándose de ese modo las fuerzas, pues las armas de fuego ya no valían en ese momento hasta correr la sangre como un arroyo por la puerta y por la calle de Mendizábal hacia abajo…

De aquí la razón de este capítulo: de no haber sido por el arrojo del “Pipila”, Hidalgo no hubiera tomado Granaditas y la suerte de la insurrección habría sido otra, es decir la independencia de México se habría consumado, pero quién sabe cuánto tiempo más tarde, en que condiciones y a costa de qué sacrificios. 

El éxito de este histórico choque entre insurgentes y realistas –decimos- se debió principalmente a valor del “Pipila”

Finalmente con ese trascendental episodio se abre la inicial de una epopeya en la que Guanajuato se cubre de gloria y que significa una de las páginas excelsas de la historia de México

3. Leyenda de la Casa de los Lamentos

Se dice La Casa de los Lamentos fue habitada por la hija del marqués de San Clemente quien era dueño de las minas de Cata y de Mellado.

Esta casa, que data del siglo XVIII, funcionó como oficina postal y en el año de 1890 pasó a manos de un acaudalado ingeniero minero que compraría la propiedad con fines de acondicionarla para su prometida Doña María Constanza de la Rivera Olmedo. Esto antes de que sus vidas fueran marcadas por una tragedia.

Entre sus rincones oscuros y colmados de misterio, la casa aguarda la historia de Don Tadeo Fulgencio y Doña Constanza: ella fue asesinada y él enloqueció a raíz de la muerte de su mujer.

Constanza fue asesinada en un asalto fallido, esto provocó que Tadeo perdiera la razón. En su dolor, buscó a una bruja para que lo ayudara a contactar a su mujer en el más allá.

La bruja le enseñó rituales de magia negra a Tadeo, entre los cuales se incluían sacrificios humanos; en la casa se hallaron restos humanos y libros de magia negra. 

En el interior de la Casa de los Lamentos podrá conocer los pasatiempos preferidos de Don Tadeo Fulgencio, sus deseos, su tragedia, su venganza, disfrutando de una leyenda más de la ciudad.

Si desea descubrir las historias que encierra este lugar y está acostumbrado a las emociones fuertes y al misterio, visite la Casa de los Lamentos ubicada en la carretera a Dolores Hidalgo Km. 4, Valenciana, Gto.

Abierto todos los días de 10:00 a 7:00 pm y en esta temporada vacacional de 10:00 a 8:00 pm incluyendo días festivos.

4. Leyenda de la Momia Viviente

Este relato comenzó a tomar fuerza luego de que las momias viajeras regresaran de su peregrinar por Estados Unidos.

Cuenta la historia que un hombre arribó a la ciudad por cuestiones de trabajo, el sujeto sentía una gran emoción por recorrer los rincones de la ciudad y conocer las leyendas de esta bella población con aires coloniales.

El visitante decidió ingresar al museo de la momias y mientras recorría el lugar se percató que una de los ejemplares que acababan de regresar de Estados Unidos no se encontraba en su sitio, no le otorgó mayor importancia debido a que pensó que aún se encontraba en trabajo de restauración.

Tras concluir su recorrido, el visitante se dirigió a su hotel y en el camino vio como un auto estaba a punto de atropellar a una mujer, por lo que decidió ayudarla empujándola para librarla de la embestida del vehículo.

La dama rápidamente se levantó y agradeció al visitante, sin embargo al darle la mano al hombre se le desprendió uno de los dedos, el cual se convirtió en hueso de manera inmediata.

El sujeto había ayudado a una de las momias, la cual ronda por las noches las calles de la ciudad.

5. Leyenda de la Plazuela de Carcamanes

La leyenda de este lugar cuenta que hace más de siglo y medio se establecieron en Guanajuato dos hermanos extranjeros procedentes de Europa.

Su apellido Karkaman, el que derivó a “Los Carcamanes” para referirse a ambos. 

Ambos hermandos eran comerciantes, lo que los volvió muy populares. Vivían en una casa que se encuentra al fondo a la izquierda de la Plazuela de San José.

Los Carcamanes llevaban una vida tranquila hasta que sus cuerpos fueron encontrados la mañana del 2 de junio de 1803.

Los vecinos hallaron la casa de los hermanos abierta, por lo que se pensó que el móvil del dible asesinato fue el robo.

Sin embargo, en el lugar se halló también el cuerpo de una bella mujer, que vivía con los hermanos; la dama tenía una herida en el corazón.

La historia cuenta que la mujer sostenía un romance con los dos hermanos, llamados Arturo y Nicolás. Uno de ellos, Arturo, presa de los celos, confrontó a su hermano, a quien privó la de la vida.

Después de matar a Nicolás, Arturo confronto a su amada infiel a quien asesinó. Tras cometer ambos asesinatos, Arturo se privó de la vida 

Cuando las autoridades intervinieron y se corrieron los trámites de rigor, el cuerpo de Nicolás fue inhumado en el que es templo de San Francisco, y Arturo en el Panteón de San Sebastián.

Y cuenta la leyenda que por, ese rumbo de San José, a la casa hacen el recorrido, apenas cae la noche, hasta la madrugada lamentando su suerte y llorando su castigo. 

(Con información del gobierno de Guanajuato)

 

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